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Fisioterapia para tratar la artrosis

Cómo combatir la artrosis con ayuda de un fisioterapeuta

Con el tiempo la fisioterapia ha perfeccionado sus técnicas y ampliado sus usos, posicionándose como un tratamiento efectivo para diferentes patologías, entre ellas la artrosis, a través de distintas terapias físicas y tratamiento no farmacológico, con el fin de aliviar y hacerle frente a las implicaciones degenerativas que posee la enfermedad.

¿En qué consiste la artrosis?

En cuestión, la artrosis es una patología reumática que puede ser desencadenada por diversos factores, y que se caracteriza por la pérdida del cartílago articular, acompañado de síntomas de dolor, disminución de la amplitud articular y rigidez, lo que afecta gravemente la movilidad y funcionalidad de las articulaciones, especialmente las manos, rodillas, cadera y columna vertebral.

Enfermedad que es bastante común, afectando en promedio al 10% de la población mundial mayor a 60 años, y posicionándose como la segunda causa de discapacidad. La artrosis es progresiva, por ello genera en el paciente grandes repercusiones a nivel social, económico, físico y psicológico.

zh3>Tratamientos fisioterapéuticos para la artrosis

Ahora bien, la fisioterapia cobra importancia en el caso, ya que en el tratamiento de la artrosis el ejercicio físico es vital, con el fin de trabajar la función y amplitud articular, aliviar el dolor, retrasar el avance de la patología y ofrecerle calidad de vida al diagnosticado, lo que además debe conjugarse con la información necesaria para entender esta enfermedad.

El tratamiento fisioterapéutico va de la mano del tratamiento médico y la colaboración del paciente, sobre todo para que este último acate y adapte las recomendaciones a su estilo de vida, por ejemplo evitar ciertos movimientos que impulsan la progresión de la artrosis.

En las terapias se emplean múltiples técnicas, desde realización de ejercicios isométricos para el fortalecimiento de los músculos sobre las áreas afectadas, aplicación de masajes específicos, movilización pasiva y activa, electroterapia e incluso baños de parafina, todas estas para otorgar efectos analgésicos, mermar la inflamación y retrasar el deterioro causado por la patología.

Por ejemplo las terapias de calor local contribuyen a aliviar el dolor y preparar las articulaciones para otras técnicas, los masajes sirven para tratar contracturas y relajar la musculatura, y los ejercicios físicos se realizan mayormente sin carga, para mantener la fuerza, preservar la amplitud y tonificar los músculos, especialmente aquellos que se efectúan en piscinas.

De igual forma las indicaciones de los fisioterapeutas son indispensables, ya que muchas de estas técnicas deben acompañarse con largos reposos de entre 4 y 6 horas dependiendo del paciente, y las prescripciones por parte del médico de cabecera.

Cambios en el estilo de vida del paciente

Del mismo modo, la fisioterapia para tratar la artrosis impulsará en el paciente un estilo de vida de economía articular, para resguardar las áreas afectadas de actividades riesgosas y posibles traumatismos. Se recomienda también controlar la movilización de cargas y regular el peso del paciente, ya que el sobrepeso es un factor agravante.

En resumen la fisioterapia es una gran y comprobada opción para el tratamiento de la artrosis, la cual debe emplearse por medio de un plan personalizado al paciente, donde no sólo se contemplen sus requerimientos, sino además esté acorde con su valoración médica y estilo de vida.